Yo te entregué mi sangre,mis sonidos,
mis manos,mi cabeza,
y lo que es más,mi soledad,la gran señora,
como un día de mayo dulcísimo de otoño,
y lo que es más aún,todo mi olvido
para que lo deshagas y dures en la noche,
en la tormenta,en la desgracia,
y más aún,te di mi muerte,
veré subir tu rostro entre el oleaje de las sombras,
y aún no puedo abarcarte,sigues creciendo como un fuego,
y me destruyes,me construyes,eres oscura como la luz.
Juan Gelman