1 Maggio EZLN : CAFÉ CONTRA EL MURO – EL MUNDO CAPITALISTA ? FINCA AMURALLADA ,Deutsch , ITA

Abr132017

CAFÉ ORGANIZADO CONTRA EL MURO
Subcomandante Insurgente Moisés

Deutsch Übersetzung
Traduzione italiano
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CAFÉ ORGANIZADO CONTRA EL MURO

Palabras del Subcomandante Insurgente Moisés, jueves 13 de abril de 2017.

Buenas tardes o buenos días a los que nos escuchan en el mundo.

Lo que les voy a platicar compañeros, compañeras, hermanos y hermanas aquí presentes y los que nos ven en otro lado… Lo que yo les platico no es lo que yo creo, sino de lo que creen las compañeras y los compañeros bases de apoyo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.

Las compañeras y los compañeros que aquí están al lado nuestro hemos entendido de que somos el apoyo de las miles de compañeras bases de apoyo; somos apoyo de ellos, de los miles de compañeros bases de apoyo. Así lo hemos definido últimamente porque les pasamos lo que vemos, lo que escuchamos, lo que llegamos a saber. Y ¿qué es eso de lo que llegamos a saber o que llegamos a escuchar? Es el muro del Trump.

Cuando empezamos a escucharlo eso, cuando empezamos a saber cómo está eso, nos reunimos con las compañeras del Comité Clandestino Revolucionario Indígena y con los compañeros del Comité Clandestino Revolucionario Indígena y empezamos a platicar de lo que les pasa a los hermanos y hermanas migrantes que están en Estados Unidos.

Como siempre, las compañeras comandantas, los compañeros comandantes, somos parte de ellos. Eso es lo que dijeron. Y entonces, son iguales que nosotros, que nosotras, dicen. Pero está muy cabrón lo que les va a pasar, porque esos hermanos y hermanas migrantes no fueron porque quisieron, fueron porque entonces ya les está apretando la vida de su pueblo o en la finca de donde estaba (para ya no decir país).

Entonces, no tienen nada. Y si tenía algo, lo tuvo que vender o lo tuvo que empeñar, para tener el dinero y irse pues en Estados Unidos, porque ahí se piensa que ahí hay trabajo.

Entonces, ya que están allá y ahora los están corriendo. ¿A dónde va a ir en esa finca si ya no tiene nada? Y entonces es ahí donde dijimos pues, hablando, discutiendo, pensando, estudiando, analizando que está igualito a como era antes, hace cientos de años, como lo que les pasó a nuestros tatarabuelos. Porque las mejores tierras las tuvieron los terratenientes. Nos quitaron, nos desalojaron de ahí. Nos mandaron en los cerros. Hoy, nos están queriendo quitar otra vez el cerro. Antes no les servía, hoy, sí el cerro les sirve: hay algo ahí. Y ahora ¿a dónde nos vamos? Los que todavía estamos ahí en la tierra donde estamos viviendo. Pero ellos ya no están en su tierra. Ya los dejó, ya los vendió o los malvendió. Entonces, no tienen para dónde.

Y entonces alguien compañero Comité dice: “sí es cierto” y daba el ejemplo de la fábrica del Ford. Que el loco del Trump tiene que regresarlo a ese empresario para que esté la fábrica en Estados Unidos. Otra vez, aquí en México, los que están trabajando acá no van a tener trabajo. Allá va a ir pues la fábrica y allá va a haber trabajo. Va a haber trabajo para los de allí, pero para los migrantes no va a haber trabajo.

Entonces, ya de ahí, ¿qué vamos a hacer? fue nuestra pregunta. Y dijimos: “tenemos que apoyar”. Necesitamos decirles que entonces luchen ahí porque ya no tienen para dónde irse.

Entonces, empezamos a recordar el año 1994, 1995… que en ese tiempo decíamos que la sociedad civil que nos ayudaron, tanto de México y del mundo. Entonces empezamos a decir: creemos, creo que entonces nos toca ahora. De que hay que apoyar, así como ese pueblo solidario que nos apoyó porque vieron que estamos en lucha. Creo que también nosotros nos toca ahora de apoyar a ese pueblo que hay que decirles que luchen con resistencia y con rebeldía. Porque ya no les queda de otra.

Y entonces, empezamos a bolsear nuestras bolsas: no hay euro, no hay dólar, no hay nada. Pero entonces descubrimos pues que ahí está ahí el resultado del trabajo colectivo de pueblos, de regiones, de municipios autónomos rebeldes zapatistas y la zona, donde trabaja la Junta de Buen Gobierno.

Dijimos: sí, hay guineo (o sea, plátano), hay yuca, hay camote… pero eso se va a podrir, ¿cómo le vamos a hacer? Entonces, nace la idea, ahora sí como dice el compa: no lo traje, se me olvidó, pero aquí está el compañero doctor Raymundo. Ahí lo tiene en su mano pues. Los 3 mil y tantos de kilos de café, ya están aquí. Listo para que se prepare, para tomar.

Entonces dijimos ahí eso de que podemos apoyar ahí en eso. Y como su primer arranque de los hermanos y las hermanas allá es que se organicen para ver cómo van a vender y de ahí sacar pues el dólar, para convertir en lucha, en resistencia y rebeldía donde están pues. Y entonces dijimos: pero entonces se necesita café que más o menos esté bien. Porque nació la idea de que no pues lo vamos a juntar tan pronto. Es cosa entonces de que le platicamos a las bases de apoyo de cómo está, y por qué y para qué. Como lo pensaron en aquellos años cuando nos ayudaron cuando estábamos en la necesidad.

Pero entonces, ahí es donde empezó a salir de que “es que va a salir distinto, la molida del café, otro medio cafecito porque es bien doradito, otro va a ser muy negro porque está muy quemado…” Son distintos pues y entonces dijimos que mejor lo vemos en colectivo. Entonces regresaron los compañeros y las compañeras comandantes, comandantas. Lo explicaron en cada zona y los compañeros dijeron: ¡Sí!

Hay compañeros, compañeras en los pueblos que trabajan el café y hay otros que no. Entonces los compañeros dijeron: cada pueblo como estamos organizados en colectivo, el compañero o la compañera que vende su café en vez de que lo va a vender en otro lado, comprémoselo al compañero y que salga la paga ahí en el trabajo colectivo en el pueblo. Otros pensaron de que entonces en la región —región le decimos cuando se compone en 20, 30 o 40 pueblos, a eso le decimos región—. Los otros dijeron entonces: vamos a comprarnos nosotros nuestro café que tenemos. La paga sale en el trabajo colectivo de la región. Otros, otras zonas así lo pensaron. Otras zonas dijeron: que se encarguen los compañeros y las compañeras autoridades de los municipios autónomos rebeldes zapatistas. Que salga ahí en el trabajo colectivo y que compren el café de los compañeros y también de los hermanos y hermanas, si es que no alcanzamos, según lo que nos toca a cada quien de cada zona. Y otros dijeron: ahí está ya el trabajo colectivo de la zona, o sea, la Junta de Buen Gobierno. Pues nada más la asamblea de autoridades, mujeres y hombres, sacan el acuerdo y ya la Junta de Buen Gobierno se encarga de comprar el café de los compañeros y de las compañeras. Es así como logramos juntar en días.

Ya de ahí, entonces, como les digo pensamos de que debe salir más o menos de calidad pues el café. Entonces, colectivos de compañeros de la zona que tienen la máquina para tostar, la máquina para moler el café, ahí lo mandamos los 5 mil kilos de café que lo juntamos todavía en pergamino. Entonces, son 3,791.5 los kilos de café de lo que salió de los 5 mil kilos en pergamino. Ya molido pues.

Entonces, nosotros estábamos confiados pues de que ahora sí la máquina es la que se encarga de tostarlo y de molerlo. Entonces, ya se organizaron las zonas: cuántos trabajadores van ahí donde está la máquina. Compañeras que también que son las que saben el tipo de molido del café. Nosotros estábamos muy contentos porque ahora sí que la máquina se encarga y, en el primer día, se chingó la máquina. Y entonces, los compañeros que estaban ahí en eso decían: “alguien hizo un complot”. Dicen: “¿cómo? No, no fue un complot”. Tenemos que verlo cómo vamos a hacer esto.

Entonces, ahí estaba Sergio, un compañero insurgente. Entonces le llaman. ¿Será que nos pueden echar la mano? Para ver qué. Entonces el compañero insurgente va y lo checa. Y resulta que es un balero que se trabó. Pero no es la culpa del capitalismo pues. Así empezamos a decir: no es culpa del capitalismo. No es la mafia del poder, dijimos. Esto es el problema de nosotros por no darle mantenimiento de la máquina pues. Y luego, un compañero que estaba ahí dice: no hace falta grasa ahí hay cebo (la grasa del ganado pues). Con eso, sin sal, se usa como grasa. No se necesita comprar grasa. Lo único que faltaba pues es la limpieza pues. Darle mantenimiento pues.

Total, necesitamos así que se saliera pues el trabajo.

Empezó pues la coordinación, porque los compañeros estaban ya ahí los que se encargan de tostar; está ahí la compañera pendiente porque es por días de trabajo pues. Y estaban ahí los compañeros choferes esperando para sacar pues el producto. Están ahí los compañeros para embolsar y sellar. Pero todo estaba parado porque la máquina hizo un complot. Y entonces, empezó ahora sí la organización. Un grupo de compañeros y compañeras que ayudan de la ciudad, tuvimos que avisarles que si nos pueden conseguir el balero, para que entonces lo vaya a traer y lo acerque pues donde estamos, mientras nosotros lo mandamos al compañero a recogerla.

Entonces, el colectivismo cuando se organiza y se coordina es como si fuera la rueda pues: gira parejo. Porque entonces así lo resolvimos inmediatamente ahí eso, porque está todo parado. Lo sacó pues el balero el compañero insurgente, lo volvió a meter… y a chambear. Entonces, pues ahí lo tenemos el café ahora.

La idea de esto es de que entonces es para los compañeros, compañeras, hermanos y hermanas migrantes en Estados Unidos. Es apoyar la lucha que están haciendo. Donde les decimos: es necesario que se tienen que organizarse en donde están y de resistir y de rebelarse. ¿En qué forma? Eso es lo que tienen que pensar.

Y el apoyo que estamos dando es incondicional, como lo apoyamos así a los hermanos y hermanas maestros aquí en Chiapas. Es apoyar no para que se venga a ser base de apoyo ni porque le vamos a decir: “esto es lo que tienen que hacer”. Ellos, ellas, son los que tienen que ver. Porque entonces aprendimos de lo que nos enseñaron en el año 94 y 95. Porque lo vimos y lo descubrimos lo que es el arma de lucha que es la resistencia y la rebeldía.

Eso es lo que vemos con los compañeros y con las compañeras comandantes, comandantas. Nos damos la pregunta pues de que si no hubiéramos hecho caso a la idea de las compañeras y de los compañeros bases de apoyo en el 94, porque ellas, ellos lo dijeron de que tenemos que pelear también como bases de apoyo, pero no con las armas como las que tienen las milicianas, los milicianos, los compañeros y compañeras insurgentes, insurgentas. Sino, nosotros estamos en contra del gobierno —así lo dijeron— y por lo tanto no vamos a vendernos, no vamos a rendirnos ni nos vamos a desviar. Tenemos que rechazar esa limosna, ese sobrante, esa migaja. Entonces, como lo entendimos eso empezamos ahora sí a pensarlo cómo. Y gracias a eso, por eso estamos hablando hoy aquí, porque 23 años fue esa lucha con esa arma que se llama resistencia y rebeldía.

Entonces, la comparación que hacemos con los compañeros y compañeras comandantes, comandantas: si hubiéramos hecho 23 años balazos, bombazos, emboscadas, no habría municipios autónomos rebeldes zapatistas, no habría Juntas de Buen Gobierno, no habría educación, o sea, escuelas zapatistas, no habría clínicas ni hospitales zapatistas, ni hubieran pasado tantos encuentros que hemos hecho, porque no iba a dar tiempo. Y sabemos lo que sí va a haber: 23 años de balazos.

Pero esa arma que se descubrió eso es lo que nos ha hecho lo que somos ahora pues. Y entonces, con esa arma de lucha, resistencia y rebeldía por supuesto de que se tiene que organizarse. Entonces, eso es lo que ha hecho de que entonces han construido un pequeño mundo con un nuevo sistema de su gobierno.

Cada quien tiene que ver, pero hemos visto de que el arma de lucha con resistencia y rebeldía sí se puede. Tampoco es que estamos negando la herramienta que tenemos. Nosotros le decimos herramienta a nuestras chimbitas. Es una herramienta más para nosotros, es como tener machetes, es como tener moto sierras, es como tener hacha, es como tener otros tipos de herramientas y ahí va también pues esa chimbita —o sea, el arma pues, ¿no?— Y entonces, cuando se necesita la tienes que usarla, pero hay que saber usarla.

Porque como ya escuchamos aquí el enemigo capitalista no nos va a dejar. No nos van a permitir de que ahora sea el pueblo, mujeres y hombres, que van a tener que mandar. Jamás nos van a permitir. No lo van a negociar ni lo van a dialogar su forma de cómo explotar. No van a decir: “ah bueno, te voy a medio explotar ahora”. No va a haber eso. No va a decir: “ah, entonces renuncio de explotar”. Tampoco. No va a ver nada más que el pueblo, mujeres y hombres que tienen que organizarse.

Entonces, el trabajo colectivo se entiende muy lindo, muy bonito. Una cosa es lo que se sabe decir en la teoría, o sea, en la explicación; es otra cosa cuando vas a hacer en los hechos. Pero en la teoría nos ayuda de entenderlo su gran importancia, lo necesario y el por qué y el  para qué. Y a la hora de que estás enfrentando que no te sale tal cual que en la teoría, no te debe desanimar ahí eso, porque teóricamente sabes por qué, para qué y de qué y su gran importancia.

Y cada quien tiene que hacerlo. Ejemplo, del trabajo colectivo. Yo no sé cómo deberían hacer un trabajo colectivo los maestros y maestras. No sé cómo va a hacer un trabajo colectivo las obreras o los obreros. Cada quien en donde está la tendrán que inventarla, la tendrán que crearla, la tendrán que imaginarla y estudiarla y decidirla y ponerla en la práctica.

Pero el colectivismo sí tiene la fuerza. Y el colectivismo hemos entendido que no es… se dice trabajo colectivo lo que es meramente trabajar la tierra, sino también debe de haber colectivismo en cómo quieres una buena salud, cómo quieres una buena educación y todo lo demás de las trece demandas que las hemos planteado. ¿Cómo queremos eso? En colectivo tiene que salir cómo queremos la ley que debe de haber en donde vivimos. No de que alguien sabe hacer la ley y que ellos la cagan y el pueblo es el que la paga.

Entonces, eso es lo que decimos de que el colectivismo no se trata nada más de cómo trabajar la tierra. Gira en todo. Entonces, ese trabajo colectivo, en este caso mero en producto pues —ahí lo tenemos ahí, aquí lo tiene ya el compañero doctor Raymundo— ojalá de que salga en colectivo de cómo vamos a llevar para entregarles a los hermanos, hermanas, compañeros, compañeras migrantes allá en los Estados Unidos.

Pensamos de que entonces nosotros, nosotras, los que estamos entendiendo pues su gran importancia de lucha, que tenemos que hacerla contra el capitalismo, deberíamos de ingeniar otras cosas de cómo apoyarlos a los hermanos y las hermanas, a los compañeros y las compañeras allá en los Estados Unidos. Porque necesitan apoyo, pero ese apoyo decimos de que entonces que no sea con condición. Porque entonces, si lo condicionamos se va en otro lado. Necesitamos pues ayudarnos, para que de ahí demostremos de que no necesitamos a los otros que quieren dar apoyo, pero condicionado.

Entonces, ya está aquí ya el café. Y entonces, a ver quién va a decir así de que “me lo llevo y les entrego”. No es para que la vamos a vender, sino que queremos pasarlo en los Estados Unidos. Y de allá los hermanos, las hermanas, que se organicen para vender pues ahí. Porque es que se necesita la organización. Hoy más que nunca vemos que se necesita organizarnos contra el capitalismo. Luchar y trabajar.

Una vez de que entonces hemos caminado dentro de lo que creímos en la organización, nos vamos a dar cuenta de que tenemos que reorganizarnos nuevamente. Hasta incluso tenemos que reeducarnos, porque es lo que estamos viendo eso pues. Nos estamos reeducándonos. Estamos reorganizando lo que creíamos que ya estaba organizado.

Entonces por eso es tan importante de organizarse. Es una palabra organizarse. ¿Qué lleva? A lo mejor lleva ajo, a lo mejor lleva aceite, a lo mejor lleva los condimentos pues. Y eso es lo que tienen que ver. Ya hay eso. ¿Qué tipo de organización?, ¿de qué se trata esa organización?, ¿para qué esa organización? Eso es de cada quien, si hay eso.

Por supuesto de que no pase eso de que nos desviamos o que nos vendemos o que nos rendimos. Porque entonces eso es lo que nos pide en contra del capitalismo, eso. Porque entonces dejas de luchar. No puedes decir de que entonces ya no quieres luchar. Y no puedes decir: “Ya no quiero la miseria”. No se puede: dejas de luchar y la miseria se va a hacer peor.

Entonces, son cosas que tenemos que pensarlo pues. Y que cada quien tiene que construir lo que quiere construir. Con ésa su lucha, con ésa su organización.

Entonces, les hacemos pues entrega acá de ese café para que entonces ustedes digan quién está puesto —entendiendo eso que estamos diciendo de que es para esos hermanos y hermanas— y que se organicen para venderlo. Y que estamos pensando que vamos a tener que apoyarles más, pero sólo que tienen que estar resistiendo ahí, porque si no, no le vamos a entregar a Trump el café pues. Necesitamos ahí al pueblo migrante ahí en Estados Unidos que están organizándose para que la siguiente cosecha les entregamos café nuevamente.

Y ojalá de que entonces nos acompañen pues así de apoyar a esos hermanos y hermanas, con lo que vayan a poder. Ya lo tendrán que ver ahí eso pues ustedes.

Gracias.

http://enlacezapatista.ezln.org.mx/2017/04/13/palabras-del-subcomandante-insurgente-moises-jueves-13-de-abril-de-2017/

EL MUNDO CAPITALISTA ES UNA FINCA AMURALLADA
Subcomandante Insurgente Moisés

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Abr122017

EL MUNDO CAPITALISTA ES UNA FINCA AMURALLADA

Palabras del Subcomandante Insurgente Moisés, miércoles 12 de abril de 2017.

Buenas noches, buenas tardes, buenos días, según adónde nos escuchan.

Hermanos, hermanas, compañeros, compañeras:

Lo que les voy a platicar no es lo que creo, sino lo que nos platicaron nuestros bisabuelos y abuelos y bisabuelas y abuelas.

Platiqué con uno de nuestros bisabuelos que, él dice, que tiene 140 años. Según yo, mi cálculo, por ahí de los 125 años. Tiene uno que estar ya muy pegado en el oído, para que te escucha lo que le preguntas.

Más o menos como veinte y tantos, entre bisabuelos y bisabuelas, que platiqué con ellos. Les estuvimos preguntando –porque estaban ahí compañeros del Comité Clandestino también— y, entonces, resulta que la parte que como estaba diciendo el Sub Galeano, viene una parte real de lo que nos platicaron ellos y ellas.

Por ejemplo, la teja que le hacían antes a los finqueros –o sea los dueños de las haciendas, los hacendados, el patrón como dicen ellos–, tienen por tarea que tienen que entrar costales de excremento del caballo. Y eso lo secan. Después de haber secado, los hacen polvo con un garrote de palo, los abollan. Y para eso, entonces, lo mezclan con el lodo para hacer la teja, para hacer los ladrillos o los adobes con los que se les construyó su casa a los patrones, los hacendados.

El bisabuelo dice que él se acuerda, porque es por tarea. Tarea quiere decir que tienen que entregar tantos costales cada uno de ellos. Lo que hacían es que aun cuando hace ratito había deshecho el caballo, la tienen que traer, escurriendo el agua en sus espaldas. La cosa es que es de entregar los costales de tarea que pide el patrón.

Entonces, aprendieron de ahí también para hacer sus casitas de ellos. Igual los usaron. Le dicen pared de lodo, bajareque, se le dice. Entonces, igual aprendieron pues ellos, pero es más chiquito, de doble.

Entonces, lo que les voy a platicar más es de ahí de donde viene la idea nuestra, como zapatistas que somos, que vemos y lo estudiamos cómo es que estamos ahora de los que nos explotan. Entonces, en resumido se los voy a decir porque eso es lo que nos va a ayudar a entender lo que pasó antes y cómo estamos hoy, y cómo será que seguirá.

Entonces, dicen nuestros abuelos, bisabuelos, bisabuelas y abuelas: el patrón es el dueño de las fincas, muchas fincas, muchas haciendas. Todos los patrones tienen sus caporales, sus mayordomos y sus capataces. Esos tres, cuatro con el patrón.

Nos cuentan que de las fincas hay de 15 mil, de 20 mil y de 25 mil hectáreas. Y que hay fincas de diferentes trabajos. Hay fincas, es un solo trabajo, cafetalera. Y hay fincas que son cafetalera, ganadería, de maíz, de frijol, de caña… diferentes trabajos pues.

Nos cuentan también su modo de cómo explotar. Nos cuentan de que hay finqueros, terratenientes o latifundistas que nunca les pagaron nada. Todo el tiempo de su vida se lo entregaron al trabajo. Otros nos cuentan que sólo el día domingo se lo daban para ellos; todos los demás días son para el patrón. Nos cuentan otros que les daban una semana para el patrón y una semana para ellos. Es una maña, es un truco, porque –nos cuentan– de que esa semana que supuestamente es para ellos, nuestros bisabuelos y bisabuelas, nos cuentan de que de lo que cosechan, de lo que encuentran esa semana (ya sea frijol, maíz, algunos animalitos que van juntando), a la hora de que venden tienen que darle la mitad al patrón y les queda pues la otra mitad.

Nos cuentan de que cuando el patrón quiere ver si está completo su ganado, tienen que ir a traerlo, acarreando pues los animales y encorralarlos. Nos cuentan de que, entonces, si falta alguno de sus animales del patrón, tienen que salir a buscarlo los encargados y tienen que entregarlo vivo o muerto. ¿Cómo pide el patrón, o sea el terrateniente, de que lo comprueba que está muerto? Tiene que traerle el pedazo del cuero, para que entonces el patrón se dé cuenta de que sí está muerto ya su animal. Si no los encuentran, tienen que buscarlos hasta que los encuentran ya sean vivos o muertos.

Y el patrón, cuando los saca a vender, entonces los organiza por grupos a los trabajadores, llevando tantas cabezas de animal. Ya sea de diez, veinte personas, hombres, con tantas cabezas de animal que tienen que llevar. El patrón los cuenta antes de salir y el patrón los cuenta al recibir donde quiere que llegue el animal. Cada persona tiene que entregar completo. Si no lo entrega completo, ellos lo tienen que pagar o el que está encargado.

Nos cuentan que el corral, cuando el patrón así lo quiere, es hecho de piedra, el corral. Y si no, es con madera labrada con hacha. Y dicen que tiene que ser madera de puro corazón. Quiere decir que es lo más duro de la madera, para que no se pudra luego. Entonces, no aceptan que sea tierno. El patrón no los recibe.

Nos cuentan también que cuando saca a vender a los puercos (no el patrón, sino el animal: los cuches, los marranos pues), igual lo hace como con el ganado. Nada más que ahí sí hay diferencia, dicen los abuelos y los bisabuelos. Dicen que tienen que llevar la partida en la noche, porque sienten calor los marranos. Entonces, su lámpara, su foco, como decimos nosotros, es el ocote. Llevan tercios de ocote para que sea su lámpara para caminar de noche. Igual, con cantidades de puercos de cada encargado. Y si es que entonces quieren avanzar de día, tienen que llevar cargando el agua para mojar a los marranos, o sea, para enfriarlos para que no sufran el calor.

Nos cuentan que las mujeres, las abuelas y las bisabuelas nos cuentan de que el patrón tiene su forma de cómo quiere. Por ejemplo, dicen las abuelas y las bisabuelas que cuando es trabajo fuerte tienen que ir las mujeres casadas. ¿Cuál es su trabajo? Moler café, moler sal por bultos. Y entonces nos cuentan que ahí van las mamás con sus hijos y para moler la sal tiene que ser con el metate de piedra. Y ahí están los caporales, los mayordomos y los capataces, y la patrona y el patrón. Ahí llevan su bebé y no dejan que atienda al bebé que está en su espalda llore y llore y llore, porque está ahí el patrón y ella tiene que sacar su tarea. Entonces, hasta que al patrón o la patrona se le viene su gana de ir al baño, es cuando aprovecha la mamá para amamantar a su hijo.

Nos cuentan que el patrón pide de que se vayan puras muchachas para atender ahí en su casa en la hacienda, para diferentes trabajos. Pero una de sus mañas del patrón es que escoge a una muchacha y le dice: “tú, quiero que vayas a tenderme la recámara”, las cobijas. Y a la hora que entra la muchacha, ahí va también el patrón a violarla. Pero, entonces, las escoge. Y nos cuentan también que si quiere, las agarra.

Nos cuentan también eso que ya les dije de que están moliendo el café, de que están moliendo la sal, la paga que le daba el patrón eran tres pedazos de carne de res, pero de las que están muertas. Ésa es la paga.

Nos cuentan también que a los niños también les dan trabajo. Nadie se salva de eso. Le dicen “portero”, pero no el portero de fútbol sino así le pusieron el nombre pues “portero”. Su trabajo de esos niños de seis años es moler el nixtamal sin calidra, que es para los perros, los puercos y los pollos. Terminando eso tienen que cargar agua, que muchas veces lo hicieron en sus espaldas con un barril, dicen. El barril es de madera que se le saca, se le hace un hueco, un hoyo, lo perforan pues. De 18 a veinte litros caben en ese barril. Es lo que tienen que cargar los niños, para que el patrón lave sus manos, la use para bañarse, para lo que quiera pues. Terminando eso, se encargan de traer leña. Terminando de traer leña, se encargan de desgranar el maíz.

Nos cuentan también que los viejitos, los que ya no pueden trabajar en el campo, las viejitas… nadie se salva. Los viejitos van a ir a traer una planta que le llamamos “ixchte”. Entonces, de lo que se encargan los viejitos es de rasparla para que salga el hilo. Un grupo se encarga de esto, de rasparlo. Y otro grupo de los viejitos se encarga de hacerlo hilo, en lazo. Y otro grupo de los viejitos se encarga de hacer las redes. Así está pues en serie el trabajo de los viejitos. ¿Y las viejitas? Un grupo se encarga de deshilachar el algodón. Y otro grupo se encarga de hacerlo en hilo y otro grupo se encarga de tejerlo para hacer manta. Y ese pedazo de manta que es la que después compran nuestros bisabuelos, nuestras bisabuelas, para taparse. Nos cuentan que la ropa que usaron era nada más para taparse la parte principal, nada más, no es así como estamos ahora.

Nos cuentan del castigo. El castigo, tienen de varias maneras. Una es que el patrón desde antes tiene revuelto el maíz con el frijol. Entonces, el patrón lo que hace es que los riega ahí en la tierra y te dice que tienes que separar el maíz y el frijol. Sabe –así nos cuentan— el patrón que no vas a poder. Porque además te da el tiempo. Y el tiempo que te da el patrón, dice: “yo voy a escupir, en el tiempo que se seca mi saliva, es el tiempo en que quiero que separes el maíz revuelto con el frijol”. Pues ¿uno cómo le va a hacer?

Entonces, como uno no puede con ese tipo de castigo, ahí al lado está preparado el terreno, donde tiene juntado el patrón piedritas. Ahí en ese lugar es donde uno se va a hincar, porque no pudiste separar el frijol revuelto con el maíz. Ahí vas a hincarte. Y no tienes que levantarte hasta el momento en que se le antoja al patrón. Si es que te levantas, es que no estás aceptando tu castigo. Entonces, si tú aguantas eso, entonces ahí es donde viene el chicote. Lo voy a decir tal cual como dijeron los abuelos. Dijeron de que entonces el patrón, cuando se les moría un toro, le sacaban la verga del toro y la secaban y ésa es la que usan para chicotear a sus trabajadores. Entonces, a la hora de que estás hincado ahí, viene el patrón a chicotearte y no tienes que levantarte, porque dicen –nos cuentan— que si te levantas, te va peor. Y dicen –nos cuentan— que tienes que levantarte por el dolor del chicote que te están dando y por el dolor de las rodillas que ya no aguantas y tienes que levantarte.

Y a la hora que te levantas, ahí están ya los caporales, los mayordomos y los capataces que son los que te agarran y te amarran las dos manos y los pies a las vigas de la casa hasta que al patrón se le acaba su gana de chicotear o hasta cuando se dan cuenta de que –como dicen los abuelos— queda uno mallugado. Eso quiere decir que te quedas desmayado, inconsciente ya. Entonces, hasta ahí te deja ya el patrón.

Nos cuentan que los trabajos que se hacen todo es por tarea. No hay nada que no sea por tarea lo que se hace. Y todo con los caporales, con los mayordomos y con los capataces. Nos cuentan por ejemplo del cafetal. Cuando es tiempo del corte del café, todos y todas y es por tarea la cantidad que tienes que entregar. Y los niños que no pueden, no alcanzan pues las matas del café donde está el grano, su trabajo es levantar todo lo que está caído. Cuando ya no es tiempo de cosecha del café, vienen los distintos trabajos: un grupo se encarga de limpiar el cafetal, o sea, el monte; otro grupo se encarga de lo que le dicen “encajado”, o sea, a cada mata de café tienen que hacerle un cajón donde le van a poner el abono; otro grupo se encarga de la limpiada de la mata del café, porque la mata tiene montecitos en su tallo y entonces tienen que quitarlos todos. Y dicen nuestros abuelos y bisabuelos –nos cuentan— de que la mano no puede, entonces, lo que hacen es que queman el olote del maíz, porque sale como su filito a la hora que se quema y con eso lo tallan, porque pasa el capataz a checar si queda bien. Y si no, tienes que volver. Y si no, al castigo.

Nos cuentan también que otro grupo se encarga de podar el café; no deben de estar bejucos ni montes en la mata del café. Nos cuentan también que hay otro grupo de “desombrada”, le dicen. O sea que si hay árboles arriba, tienen que quitar la sombra; sólo lo necesario, como dice el patrón.

Nos cuentan también de que en todas las fincas que hubo, que hay –porque sigue habiendo todavía— siempre está ahí la ermita, le dicen. Entonces, a la hora de que se van a su rezo, en esas sillas y bancas que hay ahí en ella no pueden sentarse nuestros bisabuelos. Si es que entonces están sentados ahí, los sacan a empujones. Y el sacerdote ahí lo está mirando; no dice nada. Sólo se sientan ahí los que son patrones o los que son mestizos. Y si quieren sentarse ellos, es el piso.

En las ciudades –nos cuentan– no permiten de que van a ir a vender lo poco de lo que tienen nuestros bisabuelos, nuestras bisabuelas. Nos cuentan de que es porque la ponen fea la ciudad. No permiten que se vayan en el centro. Entonces lo que hacen los mestizos es que tapan la orillada de la ciudad. Ahí les quitan todo cuando quieren hacerlo y si no les pagan lo que ellos quieren.

Nos cuentan los bisabuelos que en esos tiempos no existe carretera, mas que carreta con caballo. Entonces, cuando su mujer del patrón quiere ir a la hacienda, a la finca, no usa el caballo con la carreta, que porque “el animal es animal, no piensa”. Puede sufrir un accidente su mujer del patrón. Entonces, lo que hacen, igual: un grupo se van a la ciudad a traer cargando a su mujer del patrón. Pero aparte tienen que traer mercancía, entonces, se va un grupo y se turnan pues la carga. Y llegando en la hacienda, en la finca, se le pregunta a la mujer si no le pasó nada. Y aparte le preguntan a los que fueron de cargadores si es que no hubo algún accidente. Así para llegar y así para el regreso.

Así un montón de cosas más que nos contaron. Por ejemplo, ahí nos mostraron el centavo que les pagaban antes. Nos cuentan que cuando el patrón empezó a querer pagar un poco, que ganaban un centavo al día. Nos mostraron. Nos dijeron también de que ya no aguantaban los maltratos que les hacían. Dicen que, entonces, trataron de organizarse, de buscar tierra a donde ir a vivir. Entonces, los patrones, los terratenientes llegan a saber de que se escapan de la finca y empiezan a investigar a dónde fueron. Y nos cuentan los bisabuelos de que entonces son los mismos patrones que se disfrazan de ser soldados. Ellos van a ir entonces a desalojar, a destruir, a quemar, pues la casita que están construyendo, donde quieren vivir los bisabuelos y las bisabuelas.

Nos cuentan que así les pasó. Y es ahí donde le descubrieron que el patrón –porque uno de los bisabuelos había pasado en varias fincas ya— estaba disfrazado de soldado. Y nos cuentan de que les destruyeron las chocitas que tienen y los reunió a los que fueron a hacer el poblado y les dijeron: “¿quién encabezó esto?” Así dijeron los soldados: “¿quién encabezó esto? Si ustedes no van a decir quién lo encabezó, todos ustedes van a tener que ser castigados”. Entonces, ahí fue donde dijeron: “fulano de tal”, el que encabezó de huirse de la finca, de buscar dónde vivir. Entonces le dijeron: “vas a pagar 50 pesos”. Y nos cuentan de que para encontrar 50 pesos –el año les dije porque está diciendo el bisabuelo que tiene 140 años, quiere decir que 140 años atrás de hoy que estamos hablando–, entonces, nos dicen que para encontrar 50 pesos tiene que ser un año para encontrar 50 pesos.

Entonces se dieron cuenta de que está difícil de que alguien quiere encabezar para poder salvarse del sufrimiento. Pero también nos contaron de que entonces se dieron cuenta de que está así, entonces, lo que hicieron fue no decir quién fue, sino el grupo. Volvieron a construir… a buscar otro terreno pues y a construir sus casitas, pero ahora sí, todos son ellos los que se dirigieron. Nadie más de que alguien fue quien encabezó. O sea, se pasaron de colectivo. Es así como empezaron a lograr dónde vivir.

Entonces, ¿por qué estamos platicando esto? Nosotras, nosotros, las, los zapatistas vemos que hoy estamos entrando de nuevo en esto. En el capitalismo hoy no existen países. Así lo vemos. Lo va a convertir en finca al mundo. Los va a hacer en pedazos como de por sí así está, que decimos que el país México, el país Guatemala –como decimos–. Pero va a ser un grupo nada más de patrones-gobierno. Todos esos que dicen que es gobierno de Peña Nieto… Nah, nah… decimos nosotros. No es gobierno ya. Porque el que manda ya no es el que manda. El que manda son el patrón capitalista. Esos gobiernos que se dicen: el de Peña Nieto, el de Guatemala, que el de El Salvador y todo lo demás son capataces. Los mayordomos: los gobernadores. Los presidentes municipales son los caporales. Todo está al servicio del capitalismo.

Vemos de que entonces no se necesita mucho que estudiar de cómo darse cuenta de cómo está. Porque entonces, por ejemplo, esa ley, esa nueva ley de la estructura, nueva ley estructural que hicieron ya aquí en México, nosotros no lo creemos que son que lo hicieron los diputados y los senadores. No lo tragamos nosotros eso. Eso lo dictó el patrón: el capitalismo. Porque ellos son los que quieren hacer de nuevo, como lo hicieron sus tatarabuelos de ésos también. Pero ahora sí más peor.

Por eso hablamos en el principio de eso. Estamos hablando de que, por ejemplo, Absalón Castellanos Domínguez, el ex general, tenía fincas aquí en Chiapas y tenía finca o tiene finca en Oaxaca. Estamos hablando de 5 mil, de 10 mil hectáreas. Aquí, el capitalismo ahora, una finca, cuando el patrón capitalista dice: “voy en mi finca la mexicana, voy en mi finca la guatemalteca, voy en mi finca la haitiana, voy en mi finca la costarricense… todos los que son países capitalistas subdesarrollados va a ser la finca.

Quiere decir que el mundo lo va a hacer en finca el capitalismo, el patrón, el que quiere gobernar, la que quiere gobernar, si es que lo vamos a permitir. Y nuestra pregunta de ahí nosotros, nosotras, zapatistas: ¿por qué ellos –o sea los capitalistas–, por qué ellos sí cambian de cómo hacer la explotación? ¿Por qué nosotros no cambiamos de cómo luchar para salvarnos en esto?

Por eso les platiqué qué hicieron nuestros bisabuelos, a donde venimos los indígenas. Nos dijeron eso de que entonces fallaron cuando dijeron eso de que “fulano de tal nos dirigió”. Pero no dejaron. Buscaron una forma de seguir luchando para salir de donde está el patrón, y dijeron: “nadie nos dirigió”, “todos somos nosotros”.

Entonces, ¿por qué nosotros ahora? Porque el capitalismo ahora ya no sólo nosotros los que somos indígenas estamos sufriendo aquí en el mundo. Estamos sufriendo, ahora sí, del campo y de la ciudad. Es decir, indígenas y no indígenas. Entonces, ¿qué vamos a hacer?

Acá nosotros, las, los zapatistas que vivimos así pues ¡en la mierda del capitalismo! Que aún estamos luchando, que seguimos luchando y vamos a seguir luchando… Chiquito como estamos, pero estamos mostrando de que entonces –como nos enseñaron los bisabuelos— de que sí hay forma de cómo. Estamos con nuestra chiquita libertad. Falta pues que liberemos a México. Pero decimos que pues, entonces, ¿cómo nos vamos a liberar en el mundo?

Pero aquí, en este pedacito de mundo, en Chiapas, tienen su libertad los compañeros y las compañeras para lo que se les antoje hacer. Tienen en sus manos todo lo que significa el ser autónomo, independiente.

Pero, ¿cómo vamos a hacer?, ¿qué vamos a hacer? Porque ahora vemos eso que estamos diciendo de que el mundo se va a convertir, quiere convertirlo en su finca el capitalismo.

Entonces, ahí lo ven, ahí lo piensan, ahí lo analizan. Véanlo en donde viven, en donde están, si no están ahí en la mierda del capitalismo y qué hacer ahí con eso. Porque eso es lo que está haciendo el capitalismo ahora.

Y va a seguir su palabra el Subcomandante Insurgente Galeano.

http://enlacezapatista.ezln.org.mx/2017/04/12/palabras-del-subcomandante-insurgente-moises-miercoles-12-de-abril-de-2017/




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