La economía del pan – Ennio Morricone – Queimada – 26.Studi Per Un Finale (Secondo)

La economía del pan

Publicado en degustavoduch

El Periódico de Catalunya, 29 de abril de 2013. Gustavo Duch

El viejo profesor sabía que era uno de sus últimos años de clase o quizás, con los recortes, el último. Como un karma repitió la clase que el primer día impartía al nuevo alumnado de primero de Ciencias Económicas.

─Chicas y chicos, van ustedes a escuchar y aprender muchos conceptos económicos, ratios y teorías entre estas cuatro paredes, pero ¿saben ustedes qué economía aprenderán? ¿Saben ustedes qué economía quieren defender o practicar? Porque como tres clases de pan que podemos llevarnos a la boca, existen tres clases de economías.

─Primero, una muy mala economía, indigesta y que más que dar de comer hace pasar hambre. Me refiero a aquellas actividades económicas que con los cereales que se cosecharán en algún rincón del mundo, no producen pan u otro alimento sino que simplemente los utilizan para especular con ellos en el llamado ‘mercado de futuros’, un terreno de juego, en Chicago o Nueva York, exclusivo para entidades financieras, banqueros y ‘brókers’. Se trata de una economía que cotiza con intangibles, que no tiene referencias reales, pero que, sin levadura, hace subir el precio del trigo –el pan- alocadamente, generando mucho daño a miles de personas que no podrán comprarlo. Con la misma receta, este tipo de economía, te hornea una crisis alimentaria, una burbuja inmobiliaria o agranda las deudas soberanas. Es la economía capitalista que sólo aspirar al lucro incesante sabiendo, pero sin importarle, que genera a su alrededor muchas y muy negativas repercusiones.

─La segunda es una economía neutra, como la de aquella franquicia de panadería replicada por muchos barrios de la ciudad que se limita, en un proceso industrial y automatizado, a recoger las masas de pan congeladas que en una caja de cartón reciben cada mañana. Las hornean con poca atención y procuran vender cuantas más mejor. De nuevo en esta economía el objetivo único es el lucro con cualquier tipo de actividad que se desarrolle. Algunas consideraciones  están presentes en todo el proceso (higiénicas, laborales, etc.) pero diría que básicamente se tienen en cuenta por la obligación de operar dentro de la legalidad. Es una economía que en la boca tiene sabor a nada, que en el vientre no sienta mal, pero que en una noche se ha reblandecido y ya se puede tirar.

─Por último nos queda la panadería artesanal autogestionada por una cooperativa de varias personas, que deciden democráticamente todas las cuestiones propias del proyecto, que no es hacer buen pan, sino que es hacer ‘del hacer buen pan’ una actividad  de transformación de la sociedad allí donde viven. Nada es imparcial. Se compra el trigo a las y los agricultores ecológicos más cercanos, pues estos en sus tareas agrícolas cuidan el medio ambiente, ofrecen un grano sano y custodian el paisaje; trabajan la harina manualmente para que sea más esponjosa y de mejor cocción pero también para ofrecer más puestos de trabajo o más medios de vida; hornean la masa con leña que ellas y ellos mismos recogen en los montes comunales, limpiado así el bosque y previniendo incendios; y truecan o venden su pan ecológico en restaurantes de la zona, en cooperativas de consumo y  en pequeñas tiendas de la comarca. Es decir, con un trabajo en el que disfrutan y ponen amor, impulsan un tejido local económico y social que hace del territorio y sus gentes un espacio vivo -como su pan- más sustentable y reproducible. Es una Economía Social y Solidaria que no sabe medir en kilos de pan.

─La primera economía ─explica el profesor─ debería de estar prohibida o erradicada, pero ni la clase política tiene valor ni la sociedad está suficientemente concienciada. La segunda, a día de hoy no sirve para nada, hay que abandonarla voluntariamente porque en este momento de crisis civilizatoria urge poner en práctica todas esas pequeñas economías cooperativas, reales, sabrosas, consistentes y artesanales, que reivindicando los viejos buenos valores de siempre (honestidad, solidaridad, alegría…) saben hacer del pan que nos llevamos a la boca un alimento transformador.

Atento a las propuestas que llegan de los movimientos sociales, el profesor lee en voz alta una definición más formal: «La Economía Social y Solidaria, frente a la lógica del capital, la mercantilización creciente de las esferas públicas y privadas  y la búsqueda de máximo beneficio, persigue construir relaciones de producción, distribución, consumo y financiación basadas en la justicia, la cooperación, la reciprocidad, y la ayuda mutua».

Una vez finalizada la clase, frente a una comida de catering servida en el comedor universitario, se rasca su canosa cabeza, refunfuñando de sí mismo. Tantos años de clases de economía y esa era la única trasgresión al sistema que se atrevía a hacer, disimular pensamientos alternativos con aburridas metáforas de panadero. Mediocre, como el pan industrial.

http://gustavoduch.wordpress.com/2013/04/30/la-economia-del-pan/

Il vecchio professore sapeva che era uno dei suoi ultimi anni di insegnamento o, forse, con i tagli, l’ultimo. Come un karma ripetuto dal primo giorno insegnava ai nuovi studenti del primo anno Economia.

─ ragazze e ragazzi,ascoltano e imparano molti concetti, rapporti e e teorie economiche tra queste quattro mura, ma sai che cosa imparano dell’economia? Sai quello che vogliono difendere o praticare dell’economia?
Per tre tipi di pane che possono portare alla bocca, ci sono tre tipi di economie.

─ La prima è una cattiva economia, indigesta e che in più affama. Mi riferisco a quelle attività economiche che con i cereali raccolti in qualche angolo del mondo, non producono pane o altro cibo, ma semplicemente li usano per speculare con loro nel cosiddetto ‘mercato a termine’, un campo da gioco a Chicago o New York, in esclusiva per gli istituti finanziari, i banchieri e ‘dei broker. E’ un’economia che commercia con beni immateriali, che non ha riferimenti reali, ma senza lievito, aumenta selvaggiamente il prezzo del grano-pane, provocando molti danni a migliaia di persone che non possono comprarlo. Con la stessa ricetta, questo tipo di economia, si cuoce una crisi alimentare, una bolla immobiliare o ingrandisce il debito sovrano. Solo l’ Economia capitalista aspira a trarre profitto incessante sapendo, ma senza curarsene, che genera in giro un sacco di ripercussioni molto negative.

─ La seconda è un’economia neutrale, come una panetteria in franchising replicata in molti quartieri della città che si limita,in un processo industriale automatizzato, a raccogliere ogni mattina pasta di pane congelato in una scatola di cartone.

Lo infornano con poca attenzione e cercano di venderne il più possibile. Anche in questa economia l’unico obiettivo è il profitto con qualsiasi tipo di attività svolta. Alcune considerazioni sono presenti in tutto il processo (igienico, lavoro, ecc.), Ma direi che è quasi esclusivamente in considerazione dell’obbligo di operare nel rispetto della legge. Si tratta di una economia che in bocca sa di niente nel grembo materno non si sente male, ma che all’improvviso una notte può destarsi e presentare il conto.

Infine, abbiamo ─ una panetteria artigianale e auto-gestita da una cooperativa di diverse persone che democraticamente decidono tutte le questioni derivanti dal progetto, che è quello di fare un buon pane, ma per fare il ‘ buon pane’ è necessaria un attività di trasformazione della società in cui vivono. Nulla è giusto. Si acquista grano dagli agricoltori biologici e più vicini, poichè questi nella loro attività agricola hanno cura per l’ambiente,si fornisce un grano sano e si custodisce il paesaggio; si produce manualmente la farina per renderla più soffice e per una migliore cottura, ma anche per offrire più posti di lavoro o altri mezzi di sostentamento; pasta cotta al forno con la legna da ardere da loro raccolta in foreste comunali, ben pulite per la prevenzione degli incendi boschivi, e barattano o vendono il loro pane biologico presso i ristoranti della zona, nelle cooperative di consumo e piccoli negozi nella regione. Cioè, con un lavoro di cui godono e mettendoci l’amore, alimentano un tessuto locale, sociale ed economico che rende il territorio e la sua gente uno spazio vivo, e come il suo riproducibile pane più sostenibile. È un’economia di solidarietà sociale fatta di saperi misurata in chili di pane.

La prima economia ─ ─ ─ spiega il professor dovrebbe essere proibita o sradicata, ma né la classe politica né la società è sufficientemente consapevole. In secondo luogo, oggi è inutile, si deve lasciare volontariamente, perché questo momento di crisi di civiltà esorta ad attuare tutte quelle piccole economie cooperative, vere, gustose, coerenti e artigianali, che sostengono che i buoni vecchi valori forniti (l’onestà, la solidarietà, la gioia …) fanno del pane che mangiamo un alimento migliore.

Attento alle proposte provenienti dai movimenti sociali, l’insegnante legge ad alta voce una definizione più formale: “L’economia sociale e solidale, contro la logica del capitale, la crescente mercificazione della sfera pubblica e privata e la ricerca del massimo profitto, mira a costruire rapporti di produzione, distribuzione, consumo e finanziamento basato sulla giustizia, cooperazione, reciprocità e mutuo aiuto. “

Dopo la lezione, di fronte a un alimento di ristorazione servito nella sala da pranzo universitaria, grattandosi la testa grigia, borbottando tra sé e sé. Tanti anni di lezioni di economia e questa è stata l’unica trasgressione al sistema che ha osato fare, nascondere pensieri alternativi con noiose metafore da panettiere. Mediocri come il pane industriale.

 

http://www.facebook.com/notes/globalinfoaction-italia/leconomia-del-pane/519338684797762

Questa voce è stata pubblicata in musica, satirical notes e contrassegnata con , , . Contrassegna il permalink.